La oscuridad se materializa en cada pliegue de esta estatua de Darth Vader de 28 cm, cuidadosamente esculpida en poliresina para reflejar el icónico manto negro que ondea con apariencia casi viva. Cada centímetro de su armadura brilla con un acabado lustroso, resaltando los detalles de la piel sintética acolchada de su traje y los paneles mecánicos de su pecho, fieles al fatídico encuentro con Obi-Wan Kenobi en la Estrella de la Muerte. La base reproduce llamas naranjas translúcidas que parecen ascender y rodear sus pies, evocando el momento en que el Señor Oscuro del Sith emergió victorioso de la forja mortal de Mustafar.
Su casco, pintado a mano con destellos metálicos, refleja la penumbra sideral mientras su mano estirada sugiere la fuerza implacable de la Fuerza Oscura. Los cables de su respiración se presentan con una textura realista que transmite cada bocanada mecánica y enfatiza la fortaleza inquebrantable de la figura. Con una postura decidida, empuña su sable rojo —fabricado en resina semitransparente que atrapa la luz para un efecto incandescente— como si estuviera a punto de desatar un fulminante ataque de energía pura.